Fragmentos de El silencio del Gallo.
Es un rasgo fuertemente arraigado en mi personalidad, incluso ya desde la infancia, la necesidad de encontrar alguna razón, sentido y explicación a todo aquello que nos rodea y acontece en nuestra realidad como individuos; desde pequeños detalles, para otros posiblemente insignificantes y carentes de importancia, hasta acontecimientos mayores, todo supone para mí motivo de una profunda reflexión.
La madurez no ha representado ningún cambio en mi continua necesidad de análisis y razonamiento y las “Grandes Preguntas” siguen siendo el tema central de mi existencia, ya sea a través de la literatura o del diálogo directo con otros semejantes. Me cuesta aceptar que en la vida todo se simplifique a una cuestión de “pasar tiempo” y que la realización personal consista, básicamente, en la obtención de logros profesionales, económicos y sociales. Entiendo que para algunos su existencia ya resulta demasiado complicada y difícil como para recrearse en cuestiones filosóficas, cuando lo prioritario para ellos es poder llegar a subsistir. Soy consciente de que no se pueden alcanzar motivaciones superiores enfocadas a la realización personal y la búsqueda de la trascendencia, sin antes haber satisfecho las necesidades básicas relacionadas con las funciones primarias, como reconociera Abraham Maslow.
Es cierto que la felicidad no ha sido nunca patrimonio de la pasividad, pero tampoco esclava de la emoción ni la reacción inmediata que huye del entendimiento y la búsqueda de sentido. El significado que buscamos a las cosas que nos ocurren, a lo largo de nuestra vida, no se encuentra en la valoración subjetiva que hacemos de ellas sino en el mismo valor que nos define como seres capaces de hallar soluciones válidas para sobrellevarlas. Las dificultades cotidianas, por más insólitas que nos puedan parecer, pueden convertirse en preámbulo de un nuevo comienzo más alentador que el anterior. Intentar evadirse de ellas, huyendo de esa realidad momentánea, tan sólo serviría para empeorar la situación muchísimo más. Por más insólitas y desafortunadas que puedan parecernos ciertas condiciones de vida, por más doloroso que pueda resultar mantenerse erguido en el camino, sensibles a la fragilidad de nuestro destino, debemos mantener, siempre presente, que nada puede derrumbar nuestra naturaleza superior.
"La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede". Aldous Huxley
Emma!! Eres maravillosa, TE TENGO EN MI MENTE, un abrazo
ResponderEliminarCada vez que te leo me entran ganas de comerme al mundo! tienes ese don tan maravilloso de darle un sentido realista - espiritual a la vida! un beso emma, sigue con tu blog!!! es una forma de seguir creciendo contigo ! besos
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