viernes, 31 de agosto de 2018

El arte de agradecer



En una reunión de grupo y comentando sobre la adversidad y el dolor que otros nos han hecho sentir, he compartido esta reflexión:

Nada puede derrumbar nuestra excepcionalidad, ni apagar la luz de nuestro brillo interior. Estoy convencida de que lo que vivimos forma parte de un entramado mayor que nos conduce hacia el descubrimiento de la trascendencia.

Y entonces, como opuesto al resentimiento, propuse un ejercicio de agradecimiento hacia todas aquellas personas que nos lo pusieron bien difícil y nos mostraron su peor lado, para que pudiéramos despertar lo mejor que hay en nosotros, fiel a lo que no tengo ninguna duda, es un acuerdo sagrado entre ellos y nosotros.

Comparto el mio:

Gracias a los que se marcharon y me dejaron sola para mostrarme que la soledad es una construcción de la mente.

Gracias a los que me juzgaron injustamente y levantaron falsos testimonios sobre mí porque me forzaron a cuestionarme, conocerme y valorar, lo que de esencial existe en mí.

Gracias a los que contribuyeron a esos momentos de sombra, para que pudiera vislumbrar con claridad y ejercitar la compasión y el perdón.

Gracias a los que me negaron por iniciarme en el camino de los valores trascendentales.

Gracias a los que no sienten simpatía ni cariño hacia mí porque me permiten experimentar y aspirar a la incondicionalidad del amor.

Gracias a los que sospechan o sienten recelo de mis actos, por afianzarme en mis propósitos y practicar la buena voluntad. 

Y por supuesto, gracias a los que siguen a mi lado para acompañarme y alzarme frente a la adversidad, recordándome que todo está bien como está.
Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario