miércoles, 19 de julio de 2017

Cambio y transformación.

                               

                         
         

           -¿Con el cambio llega la transformación? Me preguntaron hace unos días. 
        
       La verdad, es que no todos los cambios acaban siendo transformacionales. Los cambios pueden ser buenos y positivos pero no por ello suficientes para que se produzca una verdadera transformación.


       Nos podemos proponer cambiar algunas aspectos de nuestro día a día. Modificar pequeños detalles en nuestra manera de vivir, en nuestra forma de comportarnos e incluso decidir cambios mayores como cambiar de país, de ciudad, de entorno, de residencia, de trabajo, de pareja, de amigos y sin embargo seguir atrapados en el mismo estado de ser. Nuestros pensamientos, nuestras emociones y estilos de respuesta, nos acompañan allí donde vamos y es muy probable que, a causa de ello, generemos el mismo tipo de experiencia una y otra vez por más que intentemos que nuestra vida cambie y se transforme.

       Cuando tomamos la determinación de cambiar es posible que empecemos por  variar aspectos que quizás nos molesten o no  nos gusten de nosotros mismos o incluso que nos gusten y simplemente quisiéramos mejorar pero en realidad, esos pequeños o grandes cambios no producen la transformación que realmente anhelamos en nuestro estado de ser.

        El cambio no siempre  es suficiente.

       Para que una transformación sea  real tiene que pasar, necesariamente,  por cambiar algo de nosotros mismos que nos lleve a convertirnos, literalmente, en una nueva persona. En una persona que piensa, siente y actúa de una manera totalmente renovada y conectada con su naturaleza esencial.  Cambiar el decorado de nuestra vida (trabajo, pareja, amigos, residencia, ocio, formación, dinero) no será suficiente si no va acompañado de una auténtica revolución interior. Transformarse para mejorar y crear una nueva realidad existencial, significa dar un salto radical a otro escenario de vida donde todo sea más auténtico y genuino  Y eso puede ocurrir en un solo instante de lucidez y conciencia pura. En un instante de revolución interior donde todo se perciba con absoluta claridad. Donde finalmente comprendes quien eres y donde quieres estar.

     La intención de cambiar es el  primer paso para la transformación pero los cambios, acostumbran a tener un carácter más pasivo y estático. Suelen ser más superficiales y  aparentes.  Por el contrario, la transformación es un proceso más dinámico y enérgico  que nos  lleva a conectar con lo más profundo de nuestro interior y despertar  nuestra inteligencia intuitiva y esencial. De nada sirve empeñarnos  en perseguir una meta si mi corazón no está ahí. No puedo obtener  amor sí yo misma, no soy amor. No puedo obtener abundancia  sí yo misma, no me siento plena. No puedo aquietar mi mente sí yo misma, no soy serenidad. No puedo tener felicidad y bienestar  si no encuentro bienestar  y felicidad dentro de mí.

       Cuando mente y corazón se alinean, el universo vibra contigo y aquello que anhelas se acerca a ti, no desde la necesidad y los condicionamientos impuestos por lo que crees o piensas que debe ser tu vida, si no desde la convicción de que aquello que buscas está en ti como parte de tu plan de vida. Sin que exista contradicción alguna entre lo que quiere tu mente (deseo) y lo que  ya es.

       Está demostrado que el componente magnético del campo del corazón, es mucho mayor que el campo magnético producido por el cerebro. Esto explicaría, utilizando un ejemplo sencillo, por qué determinadas personas han sido capaces de dejar de fumar en 24 horas y otras pierden su tiempo en métodos de todo tipo sin éxito alguno. De alguna manera, mientras uno lo ha sentido desde lo más profundo de su ser y se  proyecta al mundo exterior  como “no fumador” el otro permanece enganchado a su hábito manejando variedad de mecanismos mentales  y métodos que nunca llegan a consolidarse en el resultado esperado. Uno cambia de escenario (no fumador) y el otro va cambiando decorados (continua como fumador).Si queremos un buen final,  mente y corazón deben ir de la mano en la consecución de cualquier objetivo anhelado desde la libertad de ser. Confía en que todo está ahí para ti. Siembra la semilla, inicia la metamorfosis y tu determinación y voluntad harán el resto.

      A menudo, caemos en la tentación de creer que las cosas cambiarán por sí mismas.  Deseamos que las circunstancias mejoren y creemos que si nuestra vida cambia, si nuestras condiciones varían todo cambiará para nosotros. Pero, en realidad, somos nosotros mismos los que debemos cambiar hasta llegar a transformarnos en aquello que ya somos desde nuestro valor esencial.

       La forma de interpretar nuestra realidad y responder ante ella suele ser  un reflejo de cómo nos sentimos en nuestro interior y desde ese mismo interior es donde se inicia la verdadera transformación.

       El mundo suele ser un reflejo de lo que  proyectamos desde nuestro interior. Desde este punto de vista, es bien cierto que, si yo "cambio" (interiormente) todo se transforma.

        Empieza a ser tú mismo, aquello a lo que aspiras (amor, felicidad, plenitud, bienestar, abundancia, respeto, compasión)  y aquello que quieres, vendrá a ti.

              Sin revolución interior,  no hay cambio ni transformación.



         

1 comentario:

  1. Muy buenas reflexiones que ayudan y mucho a visualizar lo que tímidamente intuyo!!!

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