Nunca deja de
asombrarme el hecho de que, desde la propia evolución del cerebro, se hayan
cimentado las bases neurofisiológicas que revelan nuestra naturaleza trinitaria.
El cerebro primario, constituido por la médula y el tallo cerebral, se relaciona con
la función cerebral más primitiva o lo que podríamos llamar primer nivel de
conciencia. Es característico de los reptiles, por eso también se le
denomina cerebro reptil. Es el nivel de los instintos de supervivencia y
preservación de la especie -búsqueda de comida, descanso, reproducción,
territorialidad, agrupación, almacenamiento de
reservas y defensa-.
Nuestro
cerebro primitivo de reptil, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige
parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar
dirigentes y es responsable de muchos de
nuestros ritos y costumbres. Abel Cortese
El cerebro medio o
sistema límbico corresponde al segundo nivel de conciencia. Es predominante en los animales
mamíferos. Es el nivel de las emociones y los afectos, por eso también se le
conoce como cerebro emocional. En el
sistema límbico es donde se graban los
recuerdos de los acontecimientos que más nos hayan podido impresionar en nuestra
vida y que nos hacen responder de forma reactiva según las emociones primarias
sentidas -miedo, cólera, deseo, alegría, tristeza. En cierta manera, constituye
el archivo de nuestra memoria personal (emociones sentidas) a partir de cuya información se origina
nuestra personalidad.
Una
experiencia sólo puede ser memorizada cuando suscita suficiente emoción.
La
corteza cerebral corresponde al nivel más evolucionado del cerebro y por lo tanto donde la amplitud de conciencia
es mayor. En la corteza se localizan las bases de la inteligencia intelectual
(hemisferio izquierdo) y los sustratos de la inteligencia comprensiva
(hemisferio derecho) que facilitan al individuo la capacidad de observar y percibir
de manera objetiva, sin prejuicios ni valores, su propia naturaleza
interna (conciencia de si mismo) y la de
su entorno. La corteza cerebral permite, además,
la integración de estos tres niveles de
conciencia.
De
acuerdo con sus contenidos y competencias, cada una de estas estructuras
cerebrales proporciona al hombre una capacidad de discernimiento o nivel de
conciencia determinado. La visión de la realidad que un individuo pueda distinguir desde el cerebro primario (el instinto), poco tendrá que ver con la que se origine
desde el cerebro medio (la emoción) y, mucho menos, con la que pueda
derivarse de la activación de la corteza cerebral (la
razón) y ya no digamos desde la integración
de las tres ( la contemplación).
La
vida diaria supone la expresión en mayor o menor proporción de estas tres
capacidades de discernimiento o niveles de conciencia, que
permiten que el hombre responda ante la vida no sólo como ser automático e
instintivo sino como ser racional y auto-consciente.
No llegaremos a conocernos ni
entendernos como seres humanos hasta que no seamos capaces de comprender de qué
manera influyen en nuestro comportamiento estas dos tendencias inalienables al
hombre
Como seres humanos debemos aspirar, a través del auto-conocimiento a
tomar conciencia de nuestra naturaleza superior y funcionar como individuos
cada vez más perfectos y evolucionados, aprovechando al máximo los recursos
biológicos, intelectuales y, por supuesto, espirituales con los que contamos
desde nuestra misma constitución, utilizando como escenario de prácticas el
mundo y nuestras vivencias personales.
El hombre moderno ha
creado un mundo fragmentado y dividido, lleno de conflictos y luchas por una
supervivencia ficticia, más próxima a la destrucción que a la auténtica
evolución, ocultando a través de aquello que llamamos identidad (lengua, país, religión,
status, clase social, ) y sus múltiples
mecanismos de defensa para preservala, su
permanente estado de angustia, su desesperación, su constante miedo a la
pérdida
Tal y como se están poniendo las cosas es prioritario que nos interesemos por cultivar nuestras ventajas
superiores que nos permitan ascender
desde el plano puramente mecánico de la existencia o estadios inferiores de
conciencia relacionados con el instinto de supervivencia y satisfacción de las
necesidades primarias, hasta los
estadios más evolucionados y complejos,
donde el individuo, por medio del intelecto y la capacidad de reflexión es capaz de
trascender su naturaleza mecánica y reconocer el potencial que vive en él.
.
Yo soy todo lo que puedo ser.
Pero todavía no soy todo lo que seré.
No necesito buscar.
Ya soy todo lo que soy.
Solo de mí depende alcanzarme.
Yo siempre sé, aunque no siempre
esté consciente de ello.
Dentro de mí estála
verdad. Siempre ha estado ahí.
El reto es descubrirla.
Dentro de mí está
El reto es descubrirla.
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