lunes, 25 de julio de 2016

La falsa espiritualidad

  
       
          La falsa espiritualidad está haciendo estragos. Leo las noticias cada día, observo lo que está sucediendo y me quedo asombrada. ¿Cómo podemos vivir en un mundo donde se cree  que puede negociarse con Dios  o el Espíritu?  

          La verdadera espiritualidad no requiere de sacrificio ni renuncia alguna.  No reclama adoración ni ritual de ningún tipo. No exige obediencia ni proclama castigo y mucho menos pretende ofrecer recompensa. No se llega a Dios por medio de tales comportamientos. Entre el ser humano y la Divinidad, no existe moneda de cambio.

          No hay belleza, ni bondad, ni mucho menos,  verdad, en ninguna de estas conductas autoritarias e impuestas por ideologías primitivas y salvajes.   

          Verdad, bondad y belleza, los tres principios universales,  sometidos a los dominios del ego.  A la esclavitud de las creencias.  A los abusos de la autoridad, el miedo y el control.

          Una vez más, la conducta supeditada a la opresión del cerebro primario. A los niveles más bajos de conciencia. A la capacidad de discernimiento nula. A la religión exigida. A la falsa espiritualidad.

          La coincidencia espiritual es plural y común para los humanos.
          Libérate del engaño de la separación y empezarás a ser tu mismo,


¿Dónde está la verdad en los actos impuestos?
¿Dónde está la bondad en la destrucción, en el asesinato, en el terrorismo, en la tortura?
¿Dónde está la belleza en el dolor, en el martirio, en la aflicción causada?


          Un auténtico maestro se reconoce por sus actos.

         
           Y pensando en todo ello, he recordado  las recomendaciones  del profesor Sam Keen y he querido compartirlas: 





• Cuidado de los líderes carismáticos, las autoridades incuestionables, los maestros iluminados, los gurús perfectos, los profetas reencarnados y los terapeutas que aseguran haber descubierto la única terapia valida.

• Esquive a todos los que exigen obediencia. La obediencia es una virtud en los niños y una obligación cívica, pero no una buena manera de llegar a madurar espiritualmente.

• Compruebe si el maestro tiene amigos de igual a igual y una comunidad de iguales, o si solo tiene discípulos, desconfié de cualquiera que asegure haber alcanzado la compasión universal, pero sea incapaz de sostener una simple amistad. Los amigos nos hacen seguir siendo auténticos, son los que nos hacen críticas y comentarios sinceros.

• Observe si se fomentan o reprimen las diferencias de opinión, las dudas, críticas y discusiones. Los que están al frente ¿son capaces de reconocer que ignoran la respuesta a preguntas importantes? ¿Admite alguna vez el líder que puede estar equivocado y sus críticos tener razón?

• Compruebe en qué medida se acepta el humor y el tomarse en broma creencias, dogmas y doctrinas. La ausencia de humor es señal casi segura de rigidez psicológica, de fanatismo y de inminente tiranía espiritual y política.


            La “falsa espiritualidad” impone y domina. Es fácil distinguirla. Aléjate de ella. 


          

sábado, 23 de julio de 2016

EL CEREBRO TRIUNO



Nunca deja de asombrarme el hecho de que, desde la propia evolución del cerebro, se hayan cimentado las bases neurofisiológicas que revelan nuestra naturaleza trinitaria.

El cerebro primario, constituido por la  médula y el tallo cerebral, se relaciona con la función cerebral más primitiva o lo que podríamos llamar primer nivel de conciencia.  Es característico  de los reptiles, por eso también se le denomina cerebro reptil. Es el nivel de los instintos de supervivencia y preservación de la especie -búsqueda de comida, descanso, reproducción, territorialidad, agrupación, almacenamiento de  reservas y defensa-. 


          Nuestro cerebro primitivo de reptil, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes y es  responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres.   Abel  Cortese


El cerebro medio o sistema límbico corresponde al segundo nivel de conciencia. Es predominante en los animales mamíferos. Es el nivel de las emociones y los afectos, por eso también se le conoce como cerebro emocional.  En el sistema límbico es donde  se graban los recuerdos de los acontecimientos que más nos hayan podido impresionar en nuestra vida y que nos hacen responder de forma reactiva según las emociones primarias sentidas -miedo, cólera, deseo, alegría, tristeza. En cierta manera, constituye el archivo de nuestra memoria personal (emociones sentidas)  a partir de cuya información se origina nuestra personalidad.


          Una experiencia sólo puede ser memorizada cuando suscita suficiente emoción.


La corteza cerebral corresponde al nivel más evolucionado del cerebro y por  lo tanto donde la amplitud de conciencia es  mayor. En la corteza se localizan  las bases de la inteligencia intelectual (hemisferio izquierdo) y  los  sustratos de la inteligencia comprensiva (hemisferio derecho) que facilitan al individuo la capacidad de observar  y percibir  de manera objetiva, sin prejuicios ni valores, su propia naturaleza interna (conciencia de si mismo) y la de  su entorno.  La corteza cerebral permite, además,  la integración de estos tres niveles de   conciencia.

De acuerdo con sus contenidos y competencias, cada una de estas estructuras cerebrales proporciona al hombre una capacidad de discernimiento o nivel de conciencia determinado. La visión de la realidad que un individuo pueda  distinguir desde  el cerebro primario (el instinto),  poco tendrá que ver con la que se origine desde el cerebro medio (la emoción) y, mucho menos, con la que pueda derivarse  de  la activación de la corteza cerebral (la razón) y ya no digamos desde  la integración de las tres ( la contemplación).

La vida diaria supone la expresión en mayor o menor proporción de estas tres capacidades de discernimiento o niveles de conciencia, que permiten que el hombre responda ante la vida no sólo como ser automático e instintivo sino como ser racional y auto-consciente.

No llegaremos a conocernos ni entendernos como seres humanos hasta que no seamos capaces de comprender de qué manera influyen en nuestro comportamiento estas dos tendencias inalienables al hombre
  
Como seres humanos debemos  aspirar, a través del auto-conocimiento a tomar conciencia de nuestra naturaleza superior y funcionar como individuos cada vez más perfectos y evolucionados, aprovechando al máximo los recursos biológicos, intelectuales y, por supuesto, espirituales con los que contamos desde nuestra misma constitución, utilizando como escenario de prácticas el mundo y nuestras  vivencias personales.

          El hombre moderno ha creado un mundo fragmentado y dividido, lleno de conflictos y luchas por una supervivencia ficticia, más próxima a la destrucción que a la auténtica evolución, ocultando a través de aquello que llamamos identidad (lengua, país, religión, status, clase social, )  y sus múltiples mecanismos de defensa para preservala,   su permanente estado de angustia, su desesperación, su constante miedo a la pérdida

 Tal y como se están poniendo las cosas es prioritario que nos  interesemos por cultivar nuestras ventajas superiores  que nos permitan ascender desde el plano puramente mecánico de la existencia o estadios inferiores de conciencia relacionados con el instinto de supervivencia y satisfacción de las necesidades primarias, hasta  los estadios más evolucionados y complejos,  donde el individuo, por medio del intelecto y  la capacidad de reflexión es capaz de trascender su naturaleza mecánica y reconocer el potencial que vive en él. 

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Yo soy todo lo que puedo ser.
Pero todavía no soy todo lo que seré.
No necesito buscar.
Ya soy todo lo que soy.
Solo de mí depende alcanzarme.

Yo siempre sé, aunque no siempre esté consciente de ello.
Dentro de mí está la verdad. Siempre ha estado ahí.
El reto es descubrirla.

lunes, 18 de julio de 2016

Somos tontos


               Hace unos días, me pasaron las predicciones de Baba Vanga, una vidente considerada la Nostradamus de los Balcanes. Aunque no suelo prestar atención a estos asuntos de la videncia, tengo que reconocer que estas me parecieron interesantes.  


                Para el 2017, Baba Vanga predice la invasión de Europa por los extremistas musulmanes. Para el 2018, la ascensión de china como primera potencia mundial, Para el 2046, cualquier órgano podrá ser producido en masa.  Y otras muchas predicciones que acaban en el año 5079.  Pero la predicción  que me ha llamado más la atención y que ha sido motivo para este post es la referida al año 4308 donde predice que el hombre aprende a utilizar más del 34% de sus cerebros y  pierde por completo cualquier noción de malicia u odio. Predicción previamente apoyada por la del año 3874 donde anuncia la organización de una nueva religión apoyada en la ciencia.



                   Año 3874 “Se organiza una nueva religión amparada en la ciencia”.
                  Año 4308. “El hombre utiliza el 34% de su cerebro.  
                                      Desaparece cualquier noción de malicia u odio”.


             Para la primera, faltan 1.858 años y para la segunda, 2.292 años. Relativamente poco tiempo si tenemos en cuenta los cambios experimentados por el ser humano a lo largo de la evolución. Desde la prehistoria (hace 500 millones de años) y el homo sapiens actual (unos 130.000 años), pasando por algunos homo sapiens sapiens recientes (5.000 años) y hasta alcanzar lo qué, para mí, sería el homo, más desarrollado, el "homo conscious" y al que supongo hace referencia Baba Vanga para su predicción del 4308.



                    Aun así  ¿podemos adelantarnos?  -“Estoy convencida de ello”-.


                     Está claro que la religión ha `perdido su papel moderador del espíritu y que estamos muy lejos de estar preparados para asumirla y reconocerla como disciplina solo apta para inteligentes. De momento, somos muy pero que muy tontos, defendiendo un credo partidista y separador. Que decepción para aquellos que desde la conciencia superior y considerados profetas (Krishna, Abraham, Moisés, Zoroastro, Buda, Jesús, Mahoma) se acercaron para sembrar en nosotros” la inteligencia”.
Todos los “ismos” de nuestro tiempo (racismo, fanatismo, fundamentalismo, sexismo, machismo, clasismo) nacen de la estupidez humana  y, a día de hoy, observo que seguimos igual de tontos. 



                Por otro lado, no tengo ninguna duda de que la ciencia tiene que tomar el relevo de la religión y enseñarnos, previamente, a como usar nuestro cerebro si lo que queremos, verdaderamente,  es convertirnos en seres humanos “Espirituales y Conscientes”.  De ahí el importante papel que, en la actualidad,  están tomando el Neuroliderazgo y el uso de las neurociencias para la comprensión y la mejora de nuestra conducta.  Al fin y al cabo es a lo que nos referimos cuando se afirma que sólo usamos el 10% de nuestra capacidad cerebral. La mayoría de nuestras decisiones suelen ser más emocionales e inconscientes ( o tontas, por decirlo de otra manera)  que  inteligentes y conscientes.









                           Elegir llevar una vida inconsciente (mecánica, automática, pre-programada) apoyada en el miedo, o elegir llevar una vida  consciente apoyada en la libertad de ser tiene que convertirse en la decisión más importante de tu vida.


                   Y ello implica la voluntad de querer construir una vida consciente. Ocupada en crear una sociedad consciente, en generar relaciones conscientes, en instituir familias conscientes, en fundar organizaciones empresas conscientes, en establecer una política consciente, en asumir un liderazgo consciente, en realizar sexo consciente, en proponer una economía consciente, en desarrollar una medicina consciente, en promover una salud consciente, en practicar deporte consciente, en llevar una alimentación consciente  y un largo etcétera de comportamientos conscientes que alejados de la inconsciencia nos harán cada vez más listos.  La consciencia llevada a todas los aspectos de la vida (Familia, amigos, ocio, sexo, salud, dinero, trabajo, desarrollo personal). Lo contrario es simplemente tonto.


Tú decides.

Inteligente o tonto
Consciente o Inconsciente
Intuitivo o Instintivo
Reactivo o contemplativo
Creador o destructor
Miedo o amor
Cielo o Infierno

Y una vez más,  ¿donde está la clave?  En tu cerebro. 












jueves, 14 de julio de 2016

Mas allá de la máquina.








Si el cerebro fuera lo suficientemente simple como para que pudiéramos entenderlo, nosotros mismos seriamos tan simples que no podríamos hacerloLyall Wattson.

          Hace unos días mantenía una conversación con unos amigos acerca de la conciencia y los misterios de la mente. Considerábamos  la idea de si “todo”, absolutamente, todo era producto del cerebro. Las emociones, como la alegría, la rabia, el asco, la tristeza, la sorpresa; en el cerebro. El amor, el odio, la felicidad, el miedo; en el cerebro. La razón, la lógica, la inteligencia; en el cerebro. La creatividad, la consciencia,  la espiritualidad; en el cerebro. Entre todos, barajábamos un argumento común, al considerar  que la mente y los  procesos mentales, como el pensamiento, la percepción, la memoria, la atención, la conciencia e incluso la “consciencia” no son otra cosa que actividad eléctrica  y química. 

"-Más allá de este cableado cerebral, no hay nada-  

           De esta forma, se daba por zanjada la cuestión sobre si  podría  existir algo más allá de la máquina, algo más allá del cerebro. Asumiendo que, de haberlo, también seguiría siendo producto de la misma máquina. Y negando la existencia de la psique como algo distinto del cerebro.

          Lo que nos llevaba a la conclusión de que la naturaleza del ser humano se podía reducir  a un mecanismo físico-químico y biológico, sin más.   Somos lo que somos gracias o a causa del cerebro. 

"-¿Y entonces?-  pregunto yo interesada - ¿Qué tenemos que decir acerca del alma?- "

-"Otra invención del cerebro- responden ellos convencidos- --Somos máquina." 

          Y así, nos encontramos en un mundo dividido entre los que admiten que sólo somos una máquina, supeditada a las limitaciones que supone vivir encadenado a la mecánica (yo no decido, deciden por mí).  Y los que defienden que hay  algo más allá de la máquina, entre los que me incluyo (yo decido y nada decide por mi).  

   ¿Significa,  entonces, que no creo que seamos una maquina? Por supuesto  que somos una máquina y, algo más, también. –

         - ¿Estoy de acuerdo en que todo, absolutamente todo, está en el cerebro?-  Desde luego que todo está en el cerebro… y fuera de él, también.-

    " - ¿Y, entonces?-  Puntualizan-  ¿qué puede haber más allá de la máquina?-

-Más allá de la máquina, estás tú…. 


Silencio…


          Aunque, en realidad, yo sigo planteándome, seriamente, qué importancia tendrá saber si somos una máquina o saber si somos, algo más que una máquina. 

Es innegable que para todos llegará el momento de abandonar el mundo de las verdades relativas y  de adentrarnos en la realidad última de las cosas. Mientras tanto, mientras no lleguemos a ese instante de encuentro con la verdad absoluta (para unos el fin de la máquina, para otros,  la continuidad del ser) nos corresponde profundizar y conocer nuestro cerebro.
Al fin y al cabo, el uso que hagas de la máquina es lo que marcará la diferencia entre vivir como máquina, esclavo de la mecánica,  o trascender la máquina y vivir desde la libertad de ser. 


miércoles, 13 de julio de 2016

¡Hola de nuevo!












Después de un tiempo de silencio he tomado la decisión de retomar este blog y comprometerme con mi sentir interior.  Al fin y al cabo el compromiso con uno mismo es una de las decisiones más importantes de nuestra vida y hoy de manera abierta y sincera quiero dar libertad a mi expresión.

¿El motivo?

Establecer un canal de comunicación entre aquéllos qué,  con inquietudes comunes, busquemos un mismo compromiso con las dificultades de nuestro tiempo.