Hoy, hemos comentado
en el desayuno que la religión había perdido su papel moderador del espíritu. A pesar de ello, me doy cuenta de que cuanto más profundizo en las neurociencias más
constancia tengo de que las propuestas de los grandes profetas se basan enteramente
en ellas, en su aspiración de abrirnos a la consciencia.
-Urge la recuperación de los Mandamientos de la Ley de Dios-
Me he atrevido a afirmar
-Y eso? – Me han preguntado.
Y entonces he tomado como referencia las tablas de Moisés
como Manual de Neurociencias.
Si entendemos a Dios como
el “Principio Creador” y el Ser (de luz) que habita en nuestro interior como
parte de nuestra divinidad inherente, los mandamientos adquieren un sentido de
lo más lógico para el dominio de la máquina.
-Amarás a Dios sobre todas las cosas. Ama el principio
creador (que habita en ti) por encima de
todas las cosas. Es decir no destruirás ni lucharas por realidades mundanas
apegadas a la lucha por la supervivencia, la territorialidad y la preservación de
tu individualidad. (Cerebro primario).
-No pronunciarás el nombre de Dios en vano. No humilles tu
Sagrado nombre, ·”Yo Soy”, por la usurpación de identificaciones que por efímeras
y superficiales pertenecen al mundo de lo impermanente (cerebro límbico) y te
alejan de los valores eternos (cerebro superior y consciente)
-Santificarás las fiestas. Practica tiempos de introspección
y contacto con lo que de Sagrado existe en ti (cerebro superior y consciente).
-Honrarás a tu padre y a tu madre. Honra el Principio
masculino y femenino que habita en tu interior (cerebro integrado y
consciente).
-No matarás. No actues en contra del Principio Creador.
Ordena tu mente. (Cerebro superior y consciente).
-No cometerás actos
impuros. Libérate de la esclavitud de los instintos. Se inteligente. La pureza
es inteligencia y claridad. Es percibir la totalidad (cerebro superior y
consciente).
-No robarás. Domina el impulso primario de quitar (cerebro
primario y límbico) lo que de otro Es, como
por ejemplo, su dignidad.
-No darás falsos testimonios. No proyectes en otros tus
propias miserias inconscientes (cerebro límbico).
-No consentirás pensamientos ni deseos impuros. Guía tus pensamientos a través de los Principios
Universales de Verdad, bondad y belleza. Te conviertes en lo que piensas,
quieras o no.
-No codiciarás los bienes ajenos. Nada hay fuera de ti que pueda llevarte a la plenitud. Nada necesita aquel
que ya posee en sí mismo todos los bienes y vive desde su propia luz interior.(cerebro
superior y consciente).
En resumen: Yo domino a mi cerebro, no el a mí. Y eso es
neurociencia.
Hola emma. He leído tu artículo y no he podido dejar de pensar en una reflexión que hace un personaje de mi novela, que no es más que un intento personal de la búsqueda más profunda de la propia realidad vital y social. No es más que una pincelada pero me gustaría hacerte llegar. Si no es molestia y me dieras una dirección te la mandaría. Hace poco que te voy siguiendo pero encuentro interesantes las propuestas que ofreces de reflexión. Saludos Anna
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