Hoy llevamos las neurociencias a la política.
En una reciente intervención expliqué como los tres niveles
de la mente, el inconsciente, el subconsciente y el consciente (los tres cerebros), influyen en
la manera de “hacer política”. Comparto una breve descripción.
La política es el arte de la convivencia, el arte de la vida en común a través de
la correcta e integra gestión de la "polis" como ideal de vida, más allá de la política, de la economía, de la cultura o la religión. En una suerte de armonía y equilibro
entre el estado y el individuo. Sin embargo, parece que hoy la política es un auténtico despropósito de grandes dimensiones, alejada cada vez más de una verdadera democracia.
La forma de hacer política está determinada por el nivel de conciencia o capacidad de discernimiento desde el que la persona decide operar y entenderlo pasa por conocer desde "donde"uno se acerca a ella
entre el estado y el individuo. Sin embargo, parece que hoy la política es un auténtico despropósito de grandes dimensiones, alejada cada vez más de una verdadera democracia.
La forma de hacer política está determinada por el nivel de conciencia o capacidad de discernimiento desde el que la persona decide operar y entenderlo pasa por conocer desde "donde"uno se acerca a ella
¿Como se vive la política desde los distintos niveles mentales?
Desde el Inconsciente:
Una política
inconsciente es una política dirigida a intereses absolutamente propios y no a intereses comunes y colectivos. Para el político inconsciente sólo existe un yo separado del todo.
Comportarse de manera ética, responsable y comprometida debería ser
una condición intrínseca a los políticos desde su función como moderadores de la convivencia.
Sin embargo, la política inconsciente centra sus actuaciones en ganancias privadas (lucrarse es la meta) que logran por medio del abuso de poder, el engaño y la tiranía. El soborno, la extorsión, el tráfico de influencias, el abuso de información privilegiada son ejemplos claros de una política inconsciente y primaria.
Sin embargo, la política inconsciente centra sus actuaciones en ganancias privadas (lucrarse es la meta) que logran por medio del abuso de poder, el engaño y la tiranía. El soborno, la extorsión, el tráfico de influencias, el abuso de información privilegiada son ejemplos claros de una política inconsciente y primaria.
Desde el Subconsciente:
Cuando las
emociones entran en juego en el ámbito de la política se puede caer en la tentación de perder la
perspectiva sobre la verdadera inclinación hacia los asuntos de la polis. El subconsciente convierte en ideales las creencias condicionadas y limitadas a la experiencia particular. Se persiguen ideales por razones que
subyacen en el subconsciente y que pueden provocar un sinfín de efectos colaterales y reacciones adversas, como por ejemplo:
-Ver lo que interesa ver condicionados a nuestro pasado.
-Oír lo que interesa escuchar y que se adapta a nuestro propio
discurso.
-Tener olfato para lo que interesa rastrear y que coincida con nuestro
software particular.
-Saborear lo
que interesa probar sin abrirse a degustación de nuevos sabores.
-Tener tacto para lo que interesa palpar, insensibles a cualquier posibilidad de cambio
o transformación.
Y todo ello a causa del
engaño de los sentidos abarrotados de impresiones y recuerdos.
La política actual es principalmente de naturaleza emocional y apoya su discurso en las sensaciones más que en elevar la conciencia de los ciudadanos en la búsqueda de
un bien común. Desde este nivel mental la política basa sus actuaciones en
dos emociones básicas, el miedo y la exaltación. Ambas utilizadas como
principales impulsoras del cambio (despertando temores y prometiendo más de lo que se puede ofrecer).
Lo que fundamentalmente pretenden los políticos emocionales es provocar sentimientos y ganar seguidores. Importa más la cantidad de votantes que la calidad del programa. No son pocos los que se inician en política movidos (e-motion) por una necesidad de reconocimiento y debilidad psicológica, más que por un autentico interés de contribuir al cambio y la transformación de la sociedad. Los emocionales suelen ser fácilmente manipulables y acostumbran a bailar al son de los inconscientes.
Lo que fundamentalmente pretenden los políticos emocionales es provocar sentimientos y ganar seguidores. Importa más la cantidad de votantes que la calidad del programa. No son pocos los que se inician en política movidos (e-motion) por una necesidad de reconocimiento y debilidad psicológica, más que por un autentico interés de contribuir al cambio y la transformación de la sociedad. Los emocionales suelen ser fácilmente manipulables y acostumbran a bailar al son de los inconscientes.
Desde el consciente:
La política consciente como “arte de convivir” entiende que
los elementos fundamentales para convivir con “arte” (entendiendo arte como
expresión de belleza) son el sentido de pertenencia y el sentido de comunidad. Donde la máxima es la ocupación
(que no “pre”-ocupación) de los intereses comunitarios.
Aquel que se inclina hacia la política consciente con verdadera aptitud y vocación, manifiesta un profundo y auténtico sentido de ayuda y servicio a la comunidad. Y es capaz de elevar sus aspiraciones por encima de sus intereses particulares. Amoldando sus voluntades particulares a las voluntades generales. Con un comportamiento que va más allá de los valores y que incluye la virtud (capacidad y disposición habitual para hacer el bien) como camino de perfección y desarrollo.
Aquel que se inclina hacia la política consciente con verdadera aptitud y vocación, manifiesta un profundo y auténtico sentido de ayuda y servicio a la comunidad. Y es capaz de elevar sus aspiraciones por encima de sus intereses particulares. Amoldando sus voluntades particulares a las voluntades generales. Con un comportamiento que va más allá de los valores y que incluye la virtud (capacidad y disposición habitual para hacer el bien) como camino de perfección y desarrollo.
La virtud está asociada al conocimiento, mientras que la
corrupción se asocia a la ignorancia.
Un político inconsciente es un
político ignorante.
Un político emocional es un político torpe.
Un político consciente
es un político virtuoso y sabio.
En palabras de Eugenio Tironi. “La política es el arte de
convivir, de alcanzar la convivencia en una comunidad que es muy dispersa, que
tiene intereses muy segmentados y a veces muy conflictivos. La política es
hacer que esa comunidad sienta que forma parte de un proyecto común”.
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